Ingredientes:
- 1 kg de harina.
- 650 ml de agua.
- 25g de levadura fresca.
- 1 chorrito de aceite.
- 1 cuchara de postre de azúcar.
- 2 cucharadas de postre de sal.
Elaboración:
Diluimos la levadura en medio vaso de agua tibia, ¡que no esté demasiado caliente!
Cogemos un bol grande y echamos la harina, la sal, el azúcar, el aceite. Y lo removemos todo un poco.
A continuación, echamos la levadura diluída en el bol grande y el resto del agua.
Toca mezclar todo con las manos.
Poco a poco iremos viendo cómo los diferentes ingredientes se van integrando y la masa se va volviendo lisa y sin grumos.
Entonces amasamos con los puños bien cerrados para desgasificar la masa y vamos dándole vueltas.
Cuando nos parezca que la masa está ya bien desgasificada, dejamos la masa reposar dentro del bol, tapada con un paño, hasta que veamos que doble su tamaño.
*¡Este proceso puede durar una hora o más, depende del calor de la zona en que se esté haciendo el pan!
Cuando haya doblado su volúmen, dividimos la masa y hacemos la forma que queramos. Después lo volvemos a tapar para que vuelva a hincharse la masa.
A continuación lo metemos en el horno a 180 grados durante unos 30 minutos aproximados. Hasta que veamos que las partes de abajo y de arriba estén doradas.
Lo dejamos enfriar sobre una rejilla y listo para comer.
“Espectacular con un chorrito de aceite, tomate y un poco de sal y si añades una loncha de jamón york y serrano, ya ni te digo”
Bon appetit!!
*Si dispones de un robot de cocina, la mezcla de la masa y el posterior amasado se hace más rápido.